Bosque de Lagunas Blancas, Lims — Durante la primavera.“Ojalá mi padre hubiera conocido a Daniel. Quizá hubiera sido de su agrado y en éste mismo instante estaría preparando mis nupcias con él. Tan solo quizá. Míran, despierta de una vez. Padre jamás habría aceptado que un soldado se casara con su hija, con su primogénita después de que Lys muriera de aquella enfermedad tan extraña. Lys era un soldado fuerte y apuesto, pero no un hombre destinado a ser rey, como Klark. Él sí que nació para ser rey. Aquello es lo que día a día dice madre, pero, para mí no existe un hombre tan merecedor del título de rey como Lys. Él es mi señor, estoy enamorada de él, pero en éste mundo de hombre, la mujer solo es un animal que prestar y vender. Un objeto deseado y único en el mundo.Los hombres pueden vendernos como si fuéramos un saco de cebada para caballos. Mi padre, así lo ha hecho conmigo. Mi destino es casar con Klark, un hombre de más de treinta años de edad que comparado con mis quince años de edad, se quedan en quince años de más. Podría ser mi padre, o incluso mi hermano mayor, pero no, él se convertirá en mi esposo y gracias a ésta unión, mi padre conseguirá no solo tierras sino el oro suficiente para abastecer a todo el reino.Madre siempre dice que la mujer, solo se debe a su señor. Que durante la noche del casamiento, me robarán la inocencia, y aquello, de solo pensarlo solo me asusta más. ¿Robar mi inocencia, por qué?. ¿Qué ganará él haciéndolo?. Ella me aconsejó que al arribar a la estancia, dejara mi cuerpo al desnudo para él, de aquella manera, no tendría que esforzarse demasiado. Dijo que me montaría con fuerza, que quizá sangraría pero que no debería preocuparme por nada, pues, si los Dioses lo deseaban, me compensarían con un hermoso hijo en unos meses.¿Acaso estoy preparada para ello?. ¿Tener un hijo?. No, aún no lo estoy. Tan solo deseo tomar de la mano a mi hermanita Lianda y así salir a los jardines durante la tarde, perseguir mariposas y recoger flores. Amo la naturaleza más que a otra cosa, bueno, no más que a Richen, mi yegua. Ella ha estado junto a mí a lo largo de los años, y aunque Klark se dispuso a regalarme otra yegua de cabello azabache, ninguna otra se podrá comparar a los plateados de Richen.Las doncellas no dejan de comprobar el tallaje de éste hermoso vestido de sedas azules. Las mangas rozan el suelo de piedra de la sala, y puedo sentir como mi respiración es algo costosa a causa de lo ajustado que me queda. Las órdenes de madre es que debía mostrar mis dotes a mi futuro esposo, de ahí que formara casi parte de mi misma. Sus bordados están hechos en plata, lleno de hermosas rosas y mariposas que lo llenan por completo elevándose hacia la nuca en forma de pico, y encogiéndose en pico a la altura de mis senos, los cuales de una forma extraña comenzaron a abultarse cuando comencé a marchar hace ya unos meses. Tiene una largaría increíble, acabando en un rodel que lo hace aún más bello al caminar. Entre mis cabellos rojizos, entre aquellos rizos se encuentra la tiara de zafiros que madre llevara para su unión junto a mi padre, en mi vientre, reposa un cinto de oro que recae hacia el suelo por el peso marcando mi fina cadera, y en mi mano derecha una hermosa alianza formada por las rocas del mar.Mis labios han sido maquillados con un pigmento extraído de frutas salvajes, y mis mejillas se encuentran rosadas por el calor. Todo está preparado, pero no mi corazón, no yo. Sin embargo, todos dicen que estoy más hermosa que otra cosa vista en el mundo que conocen. Quizá sea verdad, pero a mí no me importa. No deseo unirme a Klark, no lo amo a él y se creen con el derecho a decidir sobre mi vida.Llanto, lágrimas son las que recorren mis mejillas al darme cuenta de que no puedo escapar, de que únicamente podría escapar con la muerte. Todos han salido de mi estancia, me encuentro sola junto a mi reflejo en aquel espejo, me miro sin apartar la mirada de mis ojos. Si no acepto mi destino, debo ser valerosa, tomar aquel abrecartas y rebanar así mi cuello. Lo tomo entre mis manos. Rozo con las llevas su filo. Éste se observa tan peligroso. Mi corazón se acelera, y lo llevo a mi cuello. Cierro los ojos y lo apretó sobre mi garganta. Lo apretó aún más. No tengo fuerza, no puedo hacerlo. Una parte en mi interior grita que lo haga pero alguien me apresa entre sus fuertes brazos y aparta de mi garganta aquel pequeño estilete. Mis ojos se abren, mi corazón se para.”—Lys. . .“Él se acerca a mí, me aprieta entre sus brazos, acerca su frente y la reposa sobre la mía, cierra sus ojos y me besa. Me besa con una pasión que despierta un millar de sentimientos en mí. Comienzo a corresponder, pero él se aparta de mí. Toma distancia. Aparta su mirada, y vuelve a mirarme. Su mirada y la mía chocan, y en aquel momento sé qué desea decirme. Se marcha, es una despedida. Mi corazón se rompe. Mis rodillas chocan contra la piedra del suelo, y aquel momento descubro que no puedo escapar. Mi destino, y mis sueños no se encuentran en el mismo camino. Destinada a vivir. Destinada a no ser amada. Destinada a ser desdichada. Destinada a no seguir mis sueños. Destinada. . .”.
viernes, 18 de julio de 2014
Destinada
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Que cruel es el destino, tener que casarse con una persona que no ama y además muy joven que en esos momentos de su vida sólo quiere jugar como la aún niña que es, aunque ella ya ama a alguien, pero no puede estar juntos a causa de la conveniencia de la familia. Gracias
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